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Afrontamos nuestra cuarta temporada, por fin asentados en nuestro campo en A Solaina, preparados para sacarle el máximo beneficio, tanto económica como deportivamente hablando.

 

Económicamente, el Club afrontó el reto de implantar un ambicioso sistema de financiación mediante vallas publicitarias, de 1x3 metros, impresas en lona, para colocar alrededor del campo todos los días de partido. Presentamos el proyecto a nuestra diseñadora de confianza, que se encargaría durante semanas de realizar todos los diseños a gran tamaño de cada uno de los anunciantes y, tras ajustar costes con una imprenta local, empezamos a buscar a los patrocinadores.

 

Tras la negativa sistemática de las grandes áreas comerciales de la zona, es de nuevo el pequeño comercio quien se vuelca con nosotros, y más de cuarenta locales participan en la campaña. Esta fuente de ingresos, módica debido a los costes iniciales, es nuestro mayor soporte económico, complementado con los más de cien socios que renuevan su abono, el buen funcionamiento de la cantina, el sorteo navideño que realiza el equipo y los torneos y partidos amistosos que organizamos.

 

Lo más importante, lo más destacable, es que, tras cuatro años, son los mismos jugadores los que siguen encargándose de todo el trabajo del club: la limpieza y el mantenimiento de la cantina y los vestuarios, la colocación y retirada de todas las vallas antes y después de cada partido, cortar el césped, pintar el campo…

 

Un día de partido en nuestro campo comienza con uno de nuestros jugadores (también Directivo) pintando el campo sobre las nueve de la mañana, y otros tres directivos colocando todas las vallas. Tras eso, a las once empieza la convocatoria y el calentamiento, y de doce a dos, aproximadamente, el partido. Tras el final, de nuevo varios jugadores y directivos retiran todas las vallas, para guardarlas en el almacén, y se limpia la cantina y los vestuarios. Finalmente, cerramos el campo alrededor de las tres de la tarde.

 

Para poder jugar, nuestros Directivos/jugadores pasan casi 6 horas cada día de partido preparándolo todo, además de competir. Eso define a nuestro equipo.

 

Deportivamente, nuestra categoría seguía remodelándose en un intento por mantenerse a flote pese a los pocos equipos inscritos y las dificultades financieras, y si el año anterior la Liga se constituyó en cuatro vueltas, este año se volvió al sistema de ascenso directo para el primero y playoff para los siguientes cuatro clasificados, de entre los nueve equipos que formábamos la 3ª Autonómica. Pese a sufrir algunas bajas en el tema deportivo, la plantilla estaba muy compensada, y a pesar de la derrota inicial, el equipo sumó cuatro victorias consecutivas.

 

Tras la jornada de descanso, y el enfrentamiento con el Somozas B y el Valdoviño, saldados con una derrota y un empate, contamos como victorias los siguientes cuatro partidos, que nos afianzan en los puestos de playoff. En diciembre completamos la plantilla con un par de jugadores, dispuestos a pelear por todo, y aunque en las últimas jornadas permanecemos invictos (tres empates y dos victorias más) no logramos alcanzar el primer puesto que otorga el ascenso directo.

 

Cerramos la Liga Regular con sólo dos derrotas, destacando una meritoria victoria por 1 a 2 en casa del Somozas B, aún jugando con dos efectivos menos en el campo, un descuento de casi doce minutos y un arbitraje cuanto menos, polémico.

 

Terminamos terceros en la clasificación, y pasamos a una liguilla a ida y vuelta entre los equipos que finalizan entre el segundo y quinto puesto: Somozas B , C.F. Estrella, Valdoviño y Barallobre.

 

Esta liguilla determinaría los cruces para la posterior semifinal y final que permitirían a uno de los clubes el ascenso a 2ª Autonómica. Logramos tres victorias, un empate y dos derrotas en esta liguilla, terminando segundos, lo que nos hará enfrentarnos al Valdoviño , siendo la otra semifinal Somozas B – Barallobre.

 

Aún a riesgo de sonar a soberbia, la verdad es que fuímos insultantemente superiores en los dos encuentros ante el Valdoviño, uno de los equipos punteros de la categoría. Vencimos por 2 a 4 en el partido de ida, y cerramos el pase a la final con un contundente 4 a 0 en A Solaina, practicando nuestro mejor fútbol de la temporada. En la otra semifinal, el Barallobre daba la sorpresa y, tras terminar en quinto lugar la Liga Regular, y último la liguilla de playoff, eliminaba al Somozas B y se plantaba en la final con nosotros.

 

La final se jugaría a ida y vuelta, y el primer partido en el campo del Barallobre fue tenso, con los dos equipos peleando el medio campo y con esporádicas ocasiones, más por parte del Barallobre, que llegó a estrellar dos balones en el palo. Sin embargo, logramos la victoria con mucha fortuna por cero goles a uno, marcando de penalty, y dejando un resultado abierto para el partido de vuelta en A Solaina.

 

Ese día, nuestro barrio, Santa Icia, se volcó con nuestro equipo, y abarrotaron el campo y las gradas casi 400 personas dispuestas a animarnos. El partido fue tosco, con muchísimos nervios e imprecisiones, con multitud de faltas y parones en el juego. Tras un par de sustos por parte del Barallobre, logramos marcar, y terminamos la primera parte por delante en el marcador. Ese tanto significaba que nuestro rival necesitaba anotar al menos dos goles para superarnos en el global.

 

Marcaron el primero pronto, y afrontamos la última media hora agarrotados por los nervios. Era un partido eterno, y sufrimos lo indecible. No conseguiamos imponernos, y cada llegada del Barallobre presagiaba lo peor. Simplemente un gol, podía tirar abajo el esfuerzo del equipo durante meses. Un solo gol, podía hacer que 25 partidos no hubieran servido de nada. Y el árbitro pitó el final.

 

Ascendimos.

 

Los jugadores se tiraban al suelo, se abrazaban, corrían hacia la gente que saltaba al campo a felicitarlos. Todos nuestros familiares, nuestras parejas, nuestros vecinos y nuestros amigos…Recuerdo abrazar al mister, y aguantar las lágrimas, por todo lo empezado cuatro años antes, y por todo lo vivido. Por cada charla antes de empezar los partidos, por la motivación en cada descanso, por las broncas y los ánimos en cada derrota.

 

Recuerdo buscar a mis amigos entre los jugadores, y celebrar con ellos en el campo la victoria, abrazándonos, saltando, gritando. Durante un momento no éramos el C.F. Estrella, ya no éramos jugadores o directivos. Éramos los chicos que un día, una noche mirando el campo vacío y abandonado, quisimos hacer algo juntos.

 

Hubo muchas discusiones, muchos problemas y muchos malos ratos…pero ese era nuestro momento. Poder disfrutar por fin, de algo tan real, poder ofrecer algo meritorio a todas las personas y comercios que tanto, y con tantas dificultades nos habían apoyado, no sólo económicamente, sino con su aprecio y palabras de ánimo. Todos los que habían escuchado nuestras batallas, nuestras ideas, nuestras quejas…incluso todos los que ya apenas confiaban en el club, se encontraron un equipo unido como una piña, un bloque fuerte y decidido, que trataba de practicar buen fútbol y que era respetuoso con el rival y con los árbitros: lo que siempre había sido nuestra idea del C.F. Estrella.

 

Nuestra quinta temporada sería en 2ª División Autonómica. Un nuevo reto.

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