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Nuestra tercera temporada empezó, sin embargo, con una gran sorpresa: la Federación Galega de Fútbol validaba nuestro campo en A Solaina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esto, que podría parecer un detalle nimio a simple vista, significa la supervivencia del Club tanto a nivel económico como deportivo: jugar como locales en campo ajeno, además de implicar que no disponemos de cantina propia, donde tratar de generar unos pequeños beneficios gracias a nuestros aficionados, supone también un gasto para el club que ronda los 500 euros anuales debido al alquiler del campo asignado.

 

Nuestro propio campo, en nuestro barrio, como siempre había sido. Para todos fue una alegría, aunque al equipo le costó acostumbrarse al terreno de juego, cambiando la hierba artificial de nuestras dos primeras temporadas por un campo de tierra.

 

Económicamente, el Club afronta un año relativamente más tranquilo que los anteriores, con el ahorro que supone jugar en nuestro campo, la ayuda del comercio local, la campaña de socios y la contribución de la cantina.

 

Desde la Directiva se buscó un nuevo entrenador, D. Antonio Lema, y tras la marcha de varios jugadores, nuevos chicos comenzaron la pretemporada con nosotros para buscar refuerzos y remodelar casi por completo el equipo, aunque ninguno de los jugadores emblemáticos, que habían trabajado y entrenado en el campo desde el primer día, se plantearon nunca dejar el Club.

 

Nuestra categoría seguía sufriendo una grave crisis deportiva, pero sobre todo económica, y muchos equipos desaparecieron. Finalmente, con tan sólo ocho clubes inscritos, la Federación toma la decisión de distribuir la temporada en cuatro vueltas, con dos enfrentamientos de ida y dos de vuelta entre cada equipo.

 

Ya desde la pretemporada surgieron conflictos con el nuevo entrenador, creando un clima de descontento, y tras un mal inicio, con el equipo en tierra de nadie en la clasificación y con jugadores que deciden dejar los entrenos por diferencias con el mister, recibo una llamada de uno de los capitanes y fundadores del equipo para avisarme de que el entrenador ha dimitido.

 

Esto podría suponer la desaparición del Club, y me comunica que, tras una reunión entre varios jugadores de peso y el Presidente, han decidido llamar al entrenador de nuestra primera temporada, D. Manuel Vázquez “Lolo”, para saber si estaría dispuesto a volver. Él accede a volver a entrenarnos, aunque se encuentra un equipo con problemas de confianza, con muchos jugadores nuevos, tanto inexpertos como más talentosos, y trata que aquellos más descontentos vuelvan a los entrenamientos, y al equipo en sí.

 

Tras dos derrotas iniciales, realizamos una notable remontada en los siguientes encuentros, con seis victorias y tres empates, que nos situan a tiro de piedra de los puestos de ascenso, algo impensable tres meses atrás, y ocupamos la tercera plaza, que da derecho al playoff, durante varias jornadas.

 

Sin embargo, una recta final plagada de lesiones obliga al equipo a afrontar la cuarta vuelta de la temporada con una media de tan sólo 12-13 jugadores, lo que se traduce en varias derrotas, finalizando la temporada en la zona media de la tabla, aunque nuestro delantero logra el Trofeo Pichichi de la Categoría y el mister logra su segunda nominación como Mejor Entrenador, tras la conseguida el primer año.

 

El equipo recupera efectivos, y en el torneo de Copa alcanzamos unos meritorios Cuartos de Final, eliminando por el camino a clubes de categorías superiores, como el Ánimas y el Mandiá de 2ª Autonómica, con dos actuaciones memorables de nuestro portero, que detiene tres y cuatro penaltys en las respectivas tandas en las que nos jugábamos el acceso a los Octavos y a los Cuartos de Final de la Copa, siendo eliminados por el Rosalía en Cuartos de Final.

 

Al final de temporada, de nuevo, alguno de los jugadores que habían explotado en nuestro club, tomaron rumbo hacia equipos de más categoría, y de mayores ambiciones. La desventaja de ser un club pequeño reside en la imposibilidad de ofrecer mayores garantías a los jugadores.

 

Nuestro equipo no retribuye a ninguno de los jugadores, ni al entrenador. Todo el presupuesto que conseguimos reunir cada temporada se destina a material deportivo, el pago de las fichas de la plantilla, el pago de los recibos arbitrales…

 

A pesar de las bajas, la plantilla se había perfilado como una de las más completas, y el grupo era como una piña. Los nuevos jugadores se integraron en el equipo, y congeniaron con el resto de futbolistas y el entrenador. Fue una gran sorpresa descubrir una plantilla trabajadora, comprometida, con carácter…la temporada acabó con la sensación de que allí había un buen grupo. Creo que el mister llegó a la misma conclusión, y estábamos preparados para hacer frente a la nueva temporada dispuestos a todo, y con más ambición que nunca.

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